23.1.12

Kodak en quiebra: La traición de las imágenes

¿Qué pasa cuando toda una industria queda comprometida económicamente por un cambio en el paradigma en el que ha basado su tecnología? 
Para pensar posibles respuestas a esta pregunta comparto algunas reflexiones alrededor de este interesante artículo publicado en Clarín.com sobre la quiebra del precursor de la fotografía al alcance de todos: Kodak.
Kodak: el gigante que quedó fuera de foco
Finalmente, el jueves el símbolo de la fotografía estadounidense pidió la protección de la Ley de Quiebras. Es, quizás, uno de los mejores ejemplos sobre las consecuencias de no gestionar los cambios a tiempo.
Por FEDERICO AST
Ahora sí, cualquiera puede fotografiar
"A finales del siglo XIX, la fotografía era un asunto de profesionales que requería equipos costosos y una alta pericia técnica. En la década de 1880, un empleado bancario de Nueva York llamado George Eastman renunció a su puesto con la visión de convertir a la fotografía en una actividad accesible para el público masivo. Así nacía Kodak. En 1895, la empresa lanzó al mercado la primera cámara de bolsillo, que se vendía por cinco dólares.
La propuesta valor era directa y sencilla, sintetizada en el eslógan con el que se promocionaban las primeras cámaras Kodak: “Usted presione el botón. Nosotros hacemos el resto”. El negocio se erigía sobre dos pilares: los rollos y la cámara. Al igual que hacía Gillette con las afeitadoras y las hojitas, Kodak vendía la máquina a precio subsidiado, y obtenía sus ingresos de los rollos y materiales químicos para los procesos de revelado.
Sobre estas premisas, la compañía de Eastman experimentó un crecimiento sostenido por muchos años. A mediados de la década de 1970, poco antes de cumplir un siglo de vida, Kodak tenía el 90% del mercado estadounidense de rollos y el 85% de las cámaras, con cifras muy similares en el resto del mundo. Era verdaderamente el “momento Kodak”.
Años después, la empresa entró en un lento proceso de decadencia y de los más de cien mil empleados que supo tener, no quedaron más que veinte mil. Finalmente, el jueves solicitó la declaración del estado de quiebra voluntaria ante los tribunales de Nueva York para acogerse a la protección que ofrece el capítulo 11 de la ley de quiebras de Estados Unidos."
 
Es definitiva, se trata de una historia típica del mercado tecnológico moderno: la oferta de un sistema base, de precio al público bajo, subsidiado por una necesidad de insumos de alto costo para el público. Hablando en términos de capitalistas, es un negocio casi perfecto. Dicho en otras palabras, crean un mercado y lo hacen crecer y crecer mediante estrategias de promoción  (a bajos costos) para luego facturar en base a los imprescindibles insumos (de altos costos). Los clientes están en lo que se llama un "mercado cautivo". En realidad, atrapados en un mercado esclavo. Cualquier persona que tenga impresora, celular, y un sin fin de otros aparatos y servicios sabe de qué estoy hablando...

El que sonríe primero no sonríe mejor
Este armatoste fue el primer prototipo
de cámara digital del mundo (Kodak en 1975)
Pesaba 4kg y tardaba 23 seg en registrar
 una imagen B&N...  ¡en un casette!
Volviendo al caso Kodak, es interesante el análisis de porqué semejante empresa llega a esta situación de estado quiebra. sobre todo pensando que se trata de la misma compañía que en los '70 ya estaba trabajando en la fotografía digital, anticipando acertadamente lo que sería la tecnología del futuro. Sin embargo, algo falló y el paso a la fotografía digital fue fatal. Según el artículo los motivos se encuentran más en la ejecución de los necesarios cambios que en las iniciativas de la dirección de Kodak:
"La alta dirección tenía clara la necesidad de orientar a la empresa hacia la fotografía digital. Para los mandos medios, sin embargo, la estrategia se percibía de manera diferente. La mayoría eran ejecutivos con gran experiencia en procesos químicos y en manufactura de rollos fotográficos ... justamente los conocimientos que quedarían obsoletos una vez que se concretase la transición al mundo digital. 
Y son especialmente interesantes las palabras de George Fisher fue CEO de Kodak entre 1993 y 1997 tiempo después de su salida de la empresa:
“Creo que la falla estuvo en que no llegamos a convencer a los mandos medios de que lo digital era sólo una tecnología, al igual que el rollo. Pero nuestro negocio era la fotografía, sin importar bajo qué tecnología”. 
Esto no es una fotografía
"La traición de las imágenes" 
No. No es una pipa.
Es una imagen digital de
 una obra de Magritte que
representa a una pipa.
En las palabras de Fischer está la clave para pensar muchos los conflictivos cambios que se están produciendo actualmente en el mundo de la cultura, el entretenimiento y los medios de comunicación. ¿Qué es una fotografía? ¿Qué es un "libro"? ¿Y una "película"? ¿Y un "disco"? En casi todos los casos existe una fuerte identificación entre la obra creada -la imagen registrada, la producción literaria, el video, la creación musical- con el soporte tecnológico (el "envase") que la contiene y que en muchos casos, como es evidente, le "presta" su nombre. En definitiva no se debe caer en la confusión filosófica que recuerda en cierto modo a "La traición de las imágenes" de Magritte. Lo importante de un libro no es "el libro" como objeto sino la obra que contiene. Y lo mismo vale para un "disco", "película" o cualquier tipo de expresión y producción cultural.
No advertir esto en una época en donde los cambios tecnológicos sucede tan velozmente es sumamente peligroso. No tanto para la cultura, que rápidamente (aunque a veces nos pese) genera nuevos canales, sino para la industria que se alimenta de los productos culturales y se maneja estrictamente de acuerdo con las políticas tecnológicas que les den más réditos. La cultura es una cosa, los negocios, otra. No nos confundamos, porque ellos no lo hacen.

Divide, presiona, desinforma. Y así, reinarás
Las noticias del momento sobre la tecnología informática giran alrededor de los intentos por tomar el control de Internet y ajustar las legislaciones respecto a la utilización de soportes digitales para las producciones de la cultura y le entretenimiento. En ese sentido es sumamente oportuna la reflexión del autor del artículo, Federico Ast, que compara lo sucedido con Kodak respecto de las estrategias de mercado emprendidas por otras empresas ante los cambios que se avecinan:
"...la reacción de Kodak fue diferente a la de muchas empresas líderes enfrentadas a un cambio tecnológico disruptivo que amenazaba sus ventajas competitivas. Kodak no intentó sabotear el cambio. Desde los primeros tiempos, los directivos tuvieron la visión de reinventar el negocio, para posicionarse como líder en el nuevo paradigma de la industria."
Está claro. Kodak no saboteó el cambio tecnológico de la manera en que otros lo hacen. Quizás, cometiendo un ingenuo pecado mortal en el dogma del capitalismo salvaje. Como en el tango, "el que no llora no mama". Algo que se ve claramente en estos días con los lobbys y las presiones de sectores gubernamentales y de la industria del entretenimiento accionando como nunca para proteger su negocio mediante iniciativas como SOPA, PIPA enmarcadas por el ACTA. Y cuando no, intentando otro tipo de "protecciones" como el DRM o compensaciones como los proyectos de Canon digital.

Cada vez que se impulsa alguna de estas alternativas se alega falazmente hacerlo para proteger a la cultura y la propiedad intelectual de los creadores. Pero en realidad se trata de un maquillaje para presentar más amigablemente en sociedad y conseguir la adhesión y el apoyo para su verdadero propósito: proteger su enorme negocio sin tener que afrontar los costos y los riesgos que la conversión al nuevo paradigma digital necesariamente implica.
La verdad del negocio que protege la industria
discográfica
Por ejemplo, ¿alguien puede creer que el cierre de Megaupload es realmente para proteger la propiedad intelectual de los artistas y autores? Pensemos críticamente el tema sin caer en los lugares comunes a dónde nos llevan los medios (para nada "independientes"). Si alguien quisiera verdaderamente proteger los derechos de los autores debería comenzar, por ejemplo, por cambiar la legislación que permite que un escritor sólo cobre -con suerte- el 10% del precio de tapa de su libro.
No, Megaupload no es ninguna fundación ni una ong de protección a la cultura. Pero su cierre no fue para proteger al "copyright", sino a un enorme negocio. A los poderosos de siempre no les importa si para eso es necesario desarticular mediante la censura y la criminalización toda iniciativa tomada por la libre actividad cultural. No importa si hay que parar la evolución cultural de la humanidad. Para ellos lo primero es el negocio. Siempre.

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