La comparación nace de las pasiones futboleras y se alimenta de frases del tipo "se vive como se juega", surgida del semillero de filósofos de cafés y sobremesas domingueras. Inevitablemente proyecta a una metáfora que imagina a nuestra existencia como un único y gran partido de fútbol en el que cada año vivido equivale a un minuto de juego.
En ese gran partido no importan los adversarios, sólo las incidencias, las cosas que nos pasan y cómo las vamos superando. El partido es contra uno mismo, superando limitaciones, alcanzando metas y objetivos. Pero además, es mucho más importante cómo se juega (cómo se vive) que cómo va el tanteador. Si claro, hay goles, son importantes y se festejan. Y también hay malos momentos, inevitables momentos de gran dolor. Porque como dice don Camus, "la pelota nunca viene hacia uno por donde uno espera que venga". En definitiva, qué es lo que hacemos con lo que nos pasa es mucho más importante que todo lo malo o bueno que nos pueda pasar.
Por suerte no jugamos solos. Son muchos los que nos acompañan y ayudan en el campo de juego. Y no sólo dentro. Desde afuera, una fuerza descomunal nos alienta siempre a seguir. Una fuerza con pasión y sin rostro -o con miles de rostros- que cuando la cosa va mal, te levanta y te recuerda "hoy no podemos perder..."
Hoy, cumpliendo los 45 de este "primer tiempo", es un buen momento para hacer una pausa y reflexionar. Para pensar acerca de cómo estamos, cómo vamos. Nunca se sabe cuánto tiempo el verdadero Gran DT nos dejará en la cancha. Pero mientras estamos, damos lo mejor. Lo nuestro nunca será el lujo y la habilidad así que, como siempre, lo compensamos con lo que tenemos: corazón, garra y voluntad.
Gracias a los que me acompañan y me quieren. Gracias por animarse a jugar.
Ricardo
Llevate un souvenir: Lo que debo al futbol - Albert Camus
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